miércoles, 9 de diciembre de 2015

Villa Romana del Casale: Los más valiosos mosaicos romanos 800 años bajo el barro



VILLA ROMANA DEL CASALE

Piazza Armerina (Sicilia)



Planeando el viaje, nuestra idea era rodear Sicilia en coche, no pensamos en ir a la zona centro. Atraídos por los maravillosos mosaicos en el yacimiento romano más bello de Sicilia, acabamos sacrificando un día de descanso. Os haré spoiler, pero mereció mucho la pena perderse en el camino y casi romper el coche de alquiler en una de las cuestas del pueblo. Ríete tú de San Francisco.


Decidimos que para ver este patrimonio mundial de la UNESCO necesitábamos que alguien nos lo explicase. La villa es de unas dimensiones enormes y no hay mucho escrito guiado por internet; si hubiéramos ido solos seguro que se nos hubieran escapado mucho detalles. Así que busqué una guía en español, contacté con Katia por mail y contratamos una visita guiada para dos. De las mejores decisiones del viaje (junto con llevar GPS, como pudisteis leer en Agrigento, Selinunte y Caltagirone).

Villa romana del Casale es una suntuosa villa decorada con los pavimentos de mosaico romanos mas valiosos que se conservan. A dia de hoy no se sabe muy bien de quien era, por el tamaño, lujo y dimensiones (3535 m²) se cree que fue construido directamente bajo orden del emperador para alguien importante del que desconocemos el nombre. 
Parece ser que se levantó entre los siglos III y IV d.C. En ella se encuentran 50 tipos diferentes de mármol de mas de 40 sitios diferentes del mundo.

¿Veis como es imposible recorrerlo sin perder información?
Tras un corrimiento de tierras en el siglo XII, la villa permaneció bajo 10 metros de barro, lo cual la protegió de los efectos dañinos del aire, el viento y la lluvia. 

Ochocientos años tuvieron que pasar para poder disfrutar de ellos. Los mosaicos vieron la luz en 1950 y cubren por completo los suelos de la villa. Se les considera únicos por lo narrativo, es como un cuento. Explica en imágenes el día a día de un amplio espectro temático y con una variedad cromática increíble. 


¿Me acompañáis a recorrer la Villa?


Como yo no encontré ninguna guía para hacerme una idea antes de ir, os mostraré lo que encontraréis en el camino si hacéis la visita por vuestra cuenta.

La villa se encuentra a pocos kilómetros de Piazza Armerina, poco más de 15 minutos en coche. Os recomiendo hacer la visita por la mañana o a primera hora de la tarde, que no os anochezca porque la vuelta es un tanto compleja (a pesar del GPS). 

Se tardan unas 2-3 horas en verlo completo. Si optáis por hacer la visita guiada cuesta en grupo 100€. Como no había ningún otro español esa calurosa tarde, Katia nos cobró 70€ por los dos.


En la zona externa se encuentran los hornos para calentar el agua para las termas. Incluso todavía está en pie parte del acueducto que llevaba el agua a la villa. Los romanos empezaban en la zona caliente (45-60º), luego la templada, la fría y después pasaban a la zona de los masajes.


El agua entraba directamente de la terma por el bajo suelo. El suelo radiante ya existía!

Aunque en la zona de los baños hemos visto mosaicos, en la zona de gimnasio dedicada a deportes de fuerza, palestrum, encontramos el primero de grandes dimensiones. Representa el Circus Maximus, con caballos dorados dando vueltas al obelisco egipcio indicando esfuerzo.


Un poco más adelante, encontramos la entrada principal a la villa con tres arcos, seis fuentes y 12 columnas. En la foto podéis verla desde dentro. En los mosaicos de fuera (hechos con oro y de los que no queda ni rastro) estaba representada la guardia real. El muro de la izquierda es el más alto que se conserva, pero no tiene las dimensiones de la época. Impresiona imaginarse como tenía que ser ver a la lejanía la silueta de esos gigantes dorados.




Una de las cosas por las que son importantes estos mosaicos es lo descriptivos que son. Gracias a las historias que cuentan han sacado información sobre costumbres.
En el vestíbulo de bienvenida puede verse al dueño de la casa junto a los invitados portando presentes. Por lo que se sabe, esa zona tenía un techo caleidoscópico de cristales.




El patio de la recepción, tenía una fuente de tres vasos y un jardín frutal. Las habitaciones para los invitados están a los lados del peristilo. Cuando llegaban invitados, los tenían un par de días de ocio antes de entrar en temas importantes.



En el corredor que rodea el peristilo las caras de animales están colocados de tal forma que cuando paseas te miran a los ojos.




En las zonas no expuestas al público como las habitaciones donde trabajan los criados, oficinas o de servicio el mosaico es geométrico para diferenciar. Esta zona de la foto es la cocina. El corte en el suelo la realizaron los normandos y sarracenos cuando llegaron a la villa para hacer su horno. Recordad que hasta el siglo XII la villa era visible.


Cada habitación de invitados de las que se ve a continuación tienen decoración diferente con distintas representaciones. En la sala de baile hay una escenificación del rapto de las sabinas. 
Esa descripción tan gráfica de la que hablaba se ve perfectamente en la pequeña pesca y la pequeña cacería. En esta última por ejemplo cuentan todo el proceso desde que sueltan los perros hasta que los cocinan el trofeo en la barbacoa.





Y se llama pequeña, porque hay una Gran Cacería. Un pasillo de 68 metros que representan al Imperio Romano, su grandeza. Está contado con todo lujo de detalles y de forma muy clara como capturan animales del mundo diferenciando los provenientes de oriente y occidente y los llevan a Roma. Es curioso ver como capturaban a los más grandes o peligrosos distrayéndolos con espejos o cristales.
Se unen en el centro, donde se encuentra el acceso a la sala del trono. La parte de arriba del mosaico es paisaje, el centro es como los llevan y abajo como los meten en el barco. 






En medio del pasillo, para representar el poder de Roma, se encuentra la Basílica el centro de negocio y política. Esta sala del trono tiene media cúpula: Roma te protege. Es la única zona de toda la villa que no tiene mosaicos, todo el suelo está cubierto de bloques de mármol de distintas procedencias.




La riqueza descriptiva de los mosaicos es increíble, me hubiera pasado horas mirándolos. Como en las películas de Tarantino, a cada vistazo descubrías nuevos detalles, algo que no habías captado de primeras. 
Y llegamos a la habitación que había visto más veces por internet al buscar la villa; la habitación de concubinas. En ella nos encontramos una representación de una competición interna que hacían, el pentatlon de 5 pruebas.
Si aluciné al verlas compitiendo en bikini, flipé con las mancuernas. Las usaban para impulsarse, eso sí. 








Saliendo por un lateral llegamos al peristilo ovoide que utilizaban para las bacanales. El mosaico del principio, que luce brillante ya que la guía le echó agua, puede verse que está hecho con mármoles y cristales de colores



Desde aquí está el acceso a las dependencias del dueño de la casa. Es curioso ver que se encuentran los mismos mosaicos del resto de la villa, pero en mofa y burla, en plan parodia: minianimales emulando la caza, mini circo máximo, minipesca con percas...





Después de casi tres horas paseando por la villa, te empiezas a hacer una ligera idea como tuvo que ser vivir allí en su época. O como tuvo que ser para los normandos encontrarse con este casoplón en mitad de la nada. Recordándolo mientras escribo, no me hubiera perdonado perderme esta maravilla romana.
A lo largo de este viaje, tuve la oportunidad de ver lugares donde se podía observar la grandeza griega y romana; la grandeza de ir incorporando a sus conocimientos los de cualquier pueblo al que llegaban, fuera cual fuera su origen. Unos Grandes con mayúsculas.



De pequeña yo quería ser arqueóloga, así que la cara que más me gusta imaginarme es la de Gino Vinicio Gentili cuando un día de 1950, guiado por los habitantes de la zona, dio con esta villa.



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