domingo, 20 de septiembre de 2015

Falsos tallarines de calabacín con tomate y queso azul


EL PORQUÉ



La palabra "procrastinar" debe existir hace siglos, pero desde que la descubrí este año, la uso bastante. Y es que resume en unas pocas letras la frase: me estoy liando a mirar cosas que me gustan y me aportan información, pero no es lo que tenía que estar haciendo.

Una de esas cosas con las que disfruto en esos momentos es viendo las fotos de Instagram y leyéndome twitter como si fuera el periódico, enterito. 


Hay una pareja de farmacéuticos que reúnen esa combinación que tanto me gusta; la farmacia y la comida. Esta receta es inspiración total de uno de sus platos del que colgaron foto.


Ya sabéis que me encanta salir fuera a comer, así que cuando cocino en casa procuro que sean platos más o menos saludables, rápidos y sencillos como este tartar.

INGREDIENTES (para dos)


  • un par de calabacines 
  • 3 tomates
  • queso azul
  • pimienta, aceite y sal

ELABORACIÓN


Pon una olla al fuego con agua y sal.

Lava los calabacines y córtalos primero a láminas y luego a tiras. Yo no tengo, pero los farmafoodies de la inspiración utilizaron una mandolina (y luego se rebanaron la uña, pero eso es otra historia)

También podría usarse un cortador de vegetales de esos en plan teletienda o rastro.Puede que de esa manera el corte sea más fino y se parezcan más a spaghetti. Si lo hacéis así cuidado con el tiempo de cocción.

Echa las tiras de calabacín en la olla cuando el agua esté hirviendo, como si fuera pasta. Se puede hacer también al vapor. Como no sabía muy bien cuanto tiempo necesitaban,  a cada minuto lo probaba.

 En 5 minutos estaba hecho. No lo dejéis de más, ya que pierden firmeza y se deshacen (lo se por una compañera que los dejó como si fueran tallarines de pasta).

Por una sartén al fuego con un chorro de aceite de oliva. Corta los tomates a daditos y ponlos a sofreír. Echa sal y pimienta al gusto. 

Aprovecha para ir cortando el queso a lascas.


Cuando estén los calabacines al punto, escúrrelos y vuélcalos en la sartén donde se están friendo los tomates.

Dales una vuelta para mézcarlos y apaga el fuego. Échale los trozos de queso sin parar de remover, para darle un golpe de calor al queso, pero no se deshaga del todo. Aunque eso (y la cantidad) va a gustos. 

Sírvelos y ponte a disfrutar de un plato con bastantes menos calorías que el mismo hecho con pasta. Admite múltiples combinaciones, creo que le iría muy bien una carne picada adobada o unas gambas. 

Contadme si lo probáis con otros ingredientes, porque me parece fabuloso el descubrimiento del formato falsa pasta.



Los serví en plato hondo ya que los tomates soltaron bastante líquido y me quedó un sofrito de chuparse los dedos




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